Magia y Humor

jueves, 16 de julio de 2015

La Magia Funciona... a pesar del mago



Ninguno de nosotros se atrevería a decir que la Magia no es un Arte maravilloso,  pero incluirla en el mundo del Arte es más una “imposición ideológica” que una “realidad estadística”.   De momento prioricemos nuestra pasión y acordemos que lo es… pues bien, dentro de este mundo (en el que la incluimos) tiene para mí una gran  ventaja  y  una gran desventaja por sobre otras manifestaciones artísticas.
La principal desventaja que encuentro en la Magia es que: “No es un Arte popular”,  es decir que (en líneas generales) el público no está acostumbrado a verla, como si lo está (por ejemplo) a ver películas, es por esto que  la gente desarrolla un gusto crítico por el Cine y no así por el Ilusionismo.  Una persona ve a lo largo de su vida cientos…  ¡miles de películas!,  tal es así que no se contenta solo con decir “me gusta o no”,  es muy común escuchar criticas especificas (diría técnicas) de una producción cinematográfica, tales como:  “efectos especiales, sobreactuaciones, escenas inverosímiles, finales predecibles, incongruencias de guión, etc.” En cambio es muy difícil que un profano pueda realizar una crítica profunda de un espectáculo de magia, ya que (usualmente) no tiene un amplio margen de comparación con otros espectáculos del género y además posee una ignorancia total de las técnicas utilizadas.  
Es por esto que la principal ventaja que encuentro en la Magia es que: “No es un arte popular”.  La Magia busca crear sensaciones, y estas sensaciones se basan principalmente en la sorpresa y el asombro, básicamente en el desconocimiento por parte del público de lo que se está haciendo y de lo que va a suceder.  Este desconocimiento posibilita y potencia la ejecución del efecto mágico, pero a la vez produce algo más poderoso:  “crea un contexto sumamente favorable de actuación”. En la búsqueda del milagro, el Mago tiene (a priori) las condiciones necesarias para que eso ocurra… con esto quiero decir: “basta con que no se vea el secreto para que la magia ilusione”.
De este modo, la ventaja y la desventaja de la Magia se configuran como una misma cosa, el saber (quizás inconsciente) por parte del Mago, que su magia va a funcionar; que basta con poner un estuche de naipes sobre la mesa, pedirle a un espectador  que nombre uno, y sacar la baraja para mostrar que el nombrado se encuentra invertido… alcanza y sobra para lograr el objetivo de hacerle creer a alguien que acaba de ver un milagro.  ¿Cuán malo tiene que ser un Mago para que quien vea eso diga: “bahhh, no es tan bueno”?. ¡Es un puto milagro!, no hay chance alguna de que no lo sea, solo dejaría de serlo si quien lo ejecuta enseña el secreto (queriendo o no).
Esto, exime a los Magos de profundizar en presentaciones o efectos novedosos, o sea de crear algo personal, único e irrepetible. ¿Qué importa si hago la producción continua de sal tal como la hacía Fred Kaps si nadie lo vio actuar? ¿Quién me va a abuchear si utilizo la charla que venía en el libro  o copio la puesta en escena que vi en el video o robo la rutina que ese mago le robó a aquel otro mago?. ¡Nadie, a ningún profano le va a importar! y es por esto que es tan común observar  este comportamiento en el mundo de la Magia y no así en el del Cine donde es más difícil robarse Psicosis o El Ciudadano.    
Quizás pronto la cosa cambie, por ahí en un futuro los Espectáculos de Magia se conviertan en la primera elección para una salida familiar,  y todos los  profanos vean miles de shows, y para entonces ningún Mago podrá copiar una rutina y salir impune.  Pero la realidad hoy es otra, por suerte y por desgracia hoy la magia funciona a pesar de todo esto, funciona por sí sola,  funciona a pesar del Mago.
La pregunta que debemos hacernos entonces es ¿Dónde está el arte en la Magia si el 90 % de lo que vemos es una copia, de una copia, de una fotocopia borrosa que alguien sacó de un libro prestado? Y la respuesta que puedo atinar a dar es: En el otro 10 %. Porque existe ese porcentaje, porque hay una casta de Artistas en nuestra Magia que pujan por mantenerla en el lugar que se merece, porque quieren imponerse ideológicamente y brindarse enteros impregnando al efecto con su mundo interior para que, a lo mejor, el público tenga un leve atisbo de sentir que lo que está presenciando no solo es un milagro, sino que también (y por sobre todo) es un hecho artístico.
En conclusión, podríamos decir que la Magia es un Arte a priori, es un Arte en potencia, pero de una fragilidad tal… que basta un solo inescrupuloso para convertirla en una  porquería; Y lo más triste es que esa porquería ni siquiera será percibida por el público de ese modo; Y quizás las únicas personas que tengan el derecho legitimo, incuestionable y ético de decir que es una porquería es ese 10 % de Magos que exploran un mundo distinto; Y probablemente poco le importará a esos Magos detenerse a analizar la mediocridad ajena.
¿Cuál es entonces el sentido de hacer este análisis subjetivo y autoritario? Lo más probable es que no tenga sentido alguno, pero lo menos probable es quizás algún lector (perteneciente al 90 %) haga una introspección personal que lo conduzca a impregnar un poco de su alma en eso que brinda al público, para que cuando llegue ese futuro lejano en el que la magia prácticamente domine el mundo de las Artes, solo quede un 10 % de magos a los que el público pueda abuchear cuando expliquen la “mezcla gallega”, “el estor-nudo” o presenten el “Ultramental” como una baraja invisible que luego se materializa. Porque eso ya lo hizo otro y queremos ver ¿Qué cosa personal tiene este artista para brindarnos?.